ALMA

Mi nombre es Alma, tengo novio pero nunca ve nada, estudié en la Universidad la carrera de psicología. Me transporto a diario en el metro ya por gusto ya por necesidad, es que no me gusta manejar. Al principio me dominó el temor de bajar a aquellos subterráneos después fue indiferencia y hoy en día lo disfruto. Recuerdo la primera semana infernal allá abajo, sucedió cuando subía al tren y un extraño se rejuntó a mis nalgas de tal forma que me fue imposible moverme entre tanta gente, no contento con bambolearse me agarró de las caderas, las piernas y si hubiera querido también los senos. Yo me encontré aterrorizada, emergí del subterráneo indignada, humillada y con mucho coraje, no fue el único suceso aquella semana.
Elegí por entonces preguntarme la razón de estos sucesos. Bueno, para las feministas la razón es que el hombre macho es un animal, que solo quiere un hoyo donde soltar sus espumas. Pues sí, pero y yo. ¿Qué acaso mi rico trasero no es bello o mis caderas tornadas y mis senos mangosientos no son hermosos?
El dilema en que me encontré fue hacer de los hombres unos imbéciles o hacerme a un lado y dejar pasar a la manada de bestias y yo quedarme con mi rosario de culpas, corajes, sin sabores o frustraciones. Descubrí que más que un dilema ético en mi actuar o en el de los otros es un problema estético. ¡Si! como lo escuchan un problema que pertenece mas a la teoría del conocimiento que a la ontología: ¡Mis nalgas atraen! ¡Mi cuerpo atrae!
-¿Pero porqué? –Dije -¿Porqué esa terca insistencia de los hombres por palparme el culo?- me pregunté-. Y además agarrar mis piernas escondidas en pantalones ajustados, o palpar mis senos cubiertos de telas.

–Es un problema estético – respondí.

Sí pero ¿Qué es la belleza? Ya que lo bello atrapa y es un Don tanto para el que lo tiene como para el que lo mira.
Fue entonces que me sentí atrapada, si las presto seria un conflicto estético si no entonces un dilema ético y moral. Me di cuenta que mi belleza será solo si el amante y el amado es uno. La pregunta es ¿Se atreverá el otro a ser uno también? Para lograr la unidad el deseo del otro tiene que ser propio, no por mimesis sino elaborado, meditado, construido, soñado. ¿Han leído a Francesco Alberoni? Aquel sociólogo italiano que afirma que las mujeres somos muy perceptivas

–Que no es lo mismo que permisivas –me dije al tiempo que rechinaban mis dientes.

Pues bien, sucedió que leí y medité todas las noches, tenía que ser capaz de responder si yo realmente tenía control sobre mi cuerpo y en caso afirmativo si la belleza emitida me era propia o era una gracia y un lujo para los que lo observan y lo palpan. ¡Claro! Porque si es una gracia para los otros entonces como no dejar que me toquen y miren. Soy una mujer de izquierdas porque asumo que toda izquierda es una, con muchos dedos por supuesto pero una. Si fuera de derechas no me cuestionaba estas cosas me abrigo bien y punto.
¡No!, no podía quedarme anquilosada, tuve que volver al misterio del subterráneo, estudié a fondo los cuantiosos volúmenes sobre la historia de las mujeres y los tomos sobre “La historia de la vida privada”. Entonces llegué a la conclusión de que el mundo contemporáneo ha privatizado la belleza no su cuerpo. Y como soy una mujer de izquierdas pues bastaba ya de ser culo de derechas, lo mismo que cuerpo con derecho de admisión. Desde aquel día asumí en toda regla la reflexión y hoy soy culo democrático y vivo feliz cuando bajo al subterráneo y los hombres gozan de mí en los vagones sardinescos y olorosos en mi diario camino al yupi trabajo.