Friday, February 17, 2006

La granada de los Nazaríes

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La Granada de los Nazaríes
Por Anando Purutama
A lo lejos se miran las primeras construcciones, el autobús es silencioso y cómodo, tengo ganas de orinar y no veo el momento de llegar a la terminal. Lo primero que me sorprende es el pequeño tamaño de la ciudad.
Granada tiene un ambiente distinto al de Sevilla, La pequeña ciudad es fría. El autobús que me conduce al centro de la ciudad es de la ruta tres, también en Córdoba es la ruta tres la que lleva de la estación al centro de la ciudad.
El barrio del Albaicin es tranquilo, se escucha música árabe en algunas casas. A lo alto de un gran cerro se percibe la majestuosidad de la Alambra. La calle principal se muestra llena de bares con mesas en la acera, turistas por doquier, son los inicios del otoño y el calor del verano se está disipando. Ya de noche elijo caminar por el barrio del Albaicin. Concurrentes atiborran los antros la mayoría de alterne. Una mujer morena, esbelta y muy guapa me dice que el tequila solo se da en “chupito”. No le entiendo y voy a la otra barra y pido una cerveza ya harto de “chupitos”. Miro a la mesera, es una verdadera belleza andaluza, regia pero menos soberbia que las sevillanas y por este motivo menos insegura. Después del “chupito” no me atrevo a cruzar mas palabras con ella a pesar de que permanece junto a mí, ella ya fuera de la barra.
La vida no ha de ser fácil en estos lugares, se tiene mucho pero se siente todavía la pobreza ya lejana de años atrás. No entiendo bien la sonrisa de las andaluzas, no sé bien si es invitación o es mi deseo por ellas.
Una sensación de ver y vivir me envuelve desde Sevilla, la vida está en otra parte y un deseo por sentir el mediterráneo me aleja y me encumbra en Grecia cual prometeo herido. Sé bien que allá en Grecia querré estar más allá, luego allá desearé el acullá. Quizá en Asia necesitaré estar en América ¿Quién sabe? Luego la ruta es de norte a sur, por la ruta del Magreb. La faena es muy dura me ha dicho un amigo, las caravanas no paran en días y si tienes que cagar pues lo haces sobre el camello, sacas el culo al aire y ruegas porque tu mierda caiga al lado y no embarre la montura. Más allá está el África negra, los llamados subsaharianos porque están al sur del desierto, entonces me digo que los europeos han de ser Nor-saharianos porque el centro de esta parte del mundo no es Europa o el África profunda sino el Sahara. Al final tantas odiseas sobre África mueven la imaginación. La vida está en otra parte y ahora es Sudáfrica la que llama, Ciudad del Cabo, ciudad llena de ciudadanos de la india, del nor sahara, de Asia central y por supuesto sud africanos.. Volteo al este, el Índico parece más misterioso y profundo que el atlántico. De nueva cuenta la ruta de los trópicos ya sean de cáncer o de capricornio. La nave va y llega a Mumbay, bajo la luz de las terribles castas, el sol ario en su esplendor y el alma brahmanica individualizada. La India de los mil millones de seres en donde la frase Ka todo lo dice, primer palabra del pájaro tronante expresada sobre el árbol fundador. Ahí encuentras manjares y habitaciones de hotel por unos cuantos pesos el mes. La India es un buen lugar y tiempo para escribir memorias, crónicas, visiones propias o ajenas del mundo porque en la India lo que hay es tiempo, ilusión búdica. Un escritor puede comprar un año de vida y rogar por que llegue el monzón porque si no llega se termina el paraíso.

-¿Qué escuchas? – pregunta Eugenio un amigo andaluz y al momento me saca de mi ensueño.

-Escucho la tierra, escucho al moesín del reino Nazari contar la odisea de los hombres –contesto aún con la sensación de la vida.

Eugenio sonríe

-Tío lo que has escuchado es la voz de la vida que te llama a tu destino.

-¿Conocer otras culturas? Respondo.

-No, conocer la vida, tu ensueño marca tu destino tío, ¿A que la vida está en otra parte?

Lo miro sorprendido, el también ha ensoñado, tal vez la vida es estar en otra parte, porque esa otra parte es también nuestra, nos pertenece al igual que pertenecemos a ella, pero hemos elegido ser parte de una cultura sin saber que al elegir olvidamos a los otros, Tampoco podemos elegir ser ellos porque entonces nos olvidamos de nosotros mismos. Sí, la vida está en otra parte como la luz de una linterna en un banco de niebla, y al alcanzarla nos completamos, nos hacemos uno y la niebla no existe más al igual que un faro en el mar desierto en donde la tierra es igual de firme que el sueño de los fantasmas. Y es a partir de ese instante eterno que nos es imposible olvidar al otro, esa tierra mítica e iluminada del sol radiante en el mundo imaginalis, mundo verdadero donde se dirimen los simbolismos.
¿Cuándo te escucharás Alma? Quizás cuando salgas de ti misma y vuelvas al nacimiento de tu epopeya en los charcos del África, el lugar del nacimiento del Homo Sapiens moderno y el inicio de la matanza. Te escudas en tus culturas para olvidar tu origen, siempre la vida estuvo en otra parte pero eso se te dio como un don para ver que todo es uno. El todo se completa...

Una lagrima surca mi rostro, Magi una compañera de la universidad besa el agua salada de mi rostro, también de sus ojos fluye el agua, agua del mar de la vida.

-¿Os complació la Alhambra? –pregunta Eugenio.

-Sí mucho –respondo con una sonrisa.


Para Eugenio y Jose Manuel ex-compañeros en la Universidad de Sevilla

Imagen: Spiral Galaxy NGC 4603. (Hubble)

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